Viernes 21 de marzo de 2025
El político socialdemócrata Bernardo Arévalo asume la presidencia de Guatemala este domingo, superando meses de maniobras judiciales que intentaron invalidar su victoria electoral. Su compromiso de combatir con rigor la corrupción que afecta al país fue clave para su triunfo.
Horas previas a su investidura, Arévalo, hijo del primer presidente democrático de Guatemala, anunció que su gobierno trabajará para cerrar un periodo oscuro de “cooptación corrupta del sistema político”.
El sociólogo, exdiplomático y filósofo de 65 años, prestará juramento para un mandato de cuatro años en una sesión solemne del Congreso en el Teatro Nacional, en el centro de la capital, bajo estrictas medidas de seguridad.
De manera inesperada, Arévalo avanzó a la segunda ronda presidencial en junio, enfrentándose a una candidata conservadora aliada al oficialismo. Logró una cómoda victoria con el 60% de los votos gracias a su mensaje anticorrupción.
Desde entonces, Arévalo y su partido, Movimiento Semilla, fueron objeto de una ofensiva judicial que él denunció como un “golpe de Estado”, atribuyéndolo a la élite política y económica que ha dominado el país durante décadas.
La Fiscalía intentó despojarlo de su inmunidad como presidente electo, desarticular su partido progresista y anular los comicios, argumentando irregularidades electorales.
Esta embestida judicial, que Arévalo calificó como basada en casos “espurios”, fue condenada por la ONU, la OEA, la Unión Europea y Estados Unidos, que sancionaron a cientos de fiscales, jueces y diputados por “corrupción” y “socavar la democracia”.